Los hospitales y la salud mental en tiempos de Covid.

Muchas profesiones han quedado relegadas en esta pandemia, la cuarentena puso una división muy clara entre los “esenciales” y aquellos que no lo son. También se supone que la vida humana pasó al foco central pero ¿qué partes de la vida humana consideramos que son las que hay que proteger?
Paola Albertano es trabajadora social en el Hospital de Niños Dr. Ricardo Gutiérrez de Caba. Desde marzo continuó con su labor y tuvo que adaptarse a la situación. “Lo que hicimos desde trabajo social fue pensar prácticas nuevas, porque unx no sabía lo que había que hacer con chicxs covid.” Si bien no hay muchxs pacientes internados infantiles, según Paola, lxs que están allí son aquellxs que se encuentran con una patología de base más el padecimiento del covid. Desde el principio vieron que era necesario darles a las internaciones una mirada social.

“Lo que concretamos fue habilitar un celular y empezamos haciendo una llamada diaria a las madres de lxs chicxs internados. Si son adolescentes hablamos directamente con ellxs. En principio preguntarles cómo se sienten, si hay alguna dificultad en seguir las indicaciones médicas, si había alguna preocupación en la casa. Lo pensamos así, porque lxs médicxs entran a la habitación una vez por día, imagínate lo que vive esa mamá y esx niñx en una habitación solos sin comprender demasiado”, expresa Paola.
De la misma manera también nos habla Silvia, profesional de la salud, acerca de la atención psicológica que debe brindarse en este contexto a la población. “Nos plantearon que de lxs pacientes que teníamos, solo atendiéramos a lxs urgentes. ¿Pero cómo urgentes? Aun cuando se estaba peleando por guardias de contención telefónicas psicológicas, hay un montón de líneas, que surgieron por este momento coyuntural. Es muy complicada la visibilización de esos teléfonos que pueden contener por el momento, es prácticamente desconocido para mucha gente.”
Son bien conocidos los datos y noticias sobre pacientes con covid dejando los hospitales, o de personas rompiendo la cuarentena. La enfermedad como un enemigo invisible, genera terror y al mismo tiempo una población que ya no puede con el confinamiento. Paola cuenta el caso que hizo pensar una iniciativa para generar el proceso de llamadas diarias a los pacientes. “Un día nos avisan que una madre se había fugado. Los médicos hablan de fuga, una palabra muy fea. Se había retirado sin el alta de covid, se había ido a su casa. La denunciaron a la policía, al consejo del derecho de los niños. Entonces consulte si alguien había llamado a esta mujer por teléfono, y no. Nadie se había puesto a pensar, ¿qué le habrá pasado a esa mujer? La llamamos y nos dijo que no le gustaba el agua que le daban y estaba muy sola. Se fue porque el agua no le gustaba, era cosa de llamarla y preguntarle cómo está.”
Paola comenta que de a poco se fueron organizando en grupos, para turnarse y evitar el contagio. En el hospital lxs testean cada semana de forma voluntaria, y si bien ella ya decidió hacérselos cada quince días, todavía afortunadamente no le ha tocado ningún susto. Si unx contrae coronavirus todo el equipo deberá quedarse en su casa. “Todo es cosa de incertidumbre. Pero el temor, pasó. En el hospital nos ofrecen unx psicólogx que viene cada 15 días a hablar con nosotras”. Además, agrega: “Las primeras dos semanas de la pandemia fue tremendo, no nos daban barbijos, hubo que moverse con los gremios para lograrlo, había que fundamentar todo el tiempo, nos decían que como nosotrxs no atendíamos pacientes con covid no era necesario”
Ambas profesionales mencionan la reformulación de sus profesiones en la pandemia, cómo los psicólogxs y trabajadores sociales tuvieron que reinventar su trabajo y adaptarlo. Silvia cita la experiencia con sus propixs pacientes: “Atiendo pacientes con consumo problemático de sustancias, y en muchas ocasiones por dificultades para el acceso, han empezado a comer desaforadamente o hacer compras compulsivas con la tarjeta. Tienen la vida marcada por el consumo, de consumirse todo, que el dinero le queme. Estamos todxs inmersos en un sistema que empuja al consumo de cualquier manera, quien no compra, se termina comiendo todo o tomándose todo. El tema es llenar la angustia, llenar el vacío.”
Entonces, estamos envueltxs en una situación donde pareciera que cada unx de nosotrxs está esperando que termine esto para retomar la vida pre pandemia, a lo que Silvia expresa: “No hay que sentarse a esperar, hay que producir en el día a día, nadie puede quedarse congeladx esperando. Lo que veo al menos en los análisis de unx paciente, este quedarse esperando el futuro, lxs ha dejado imposibilitadxs, maniatadxs. Hay que intentar no estar tan pendiente de que va a pasar. Empezar a vivir dentro de la trama que se vive cotidianamente, después se verá.”
A.B
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